En el budismo tibetano la figura del maestro es muy importante. Dilgo Khyentse Rinpoche fue el prototipo de maestro espiritual, uno de los más grandes maestros que ha tenido el budismo tibetano en nuestros tiempos. Su grandeza espiritual le llevó a tener una extraordinaria profundidad de conocimientos y le permitió ser, para todos los que le conocieron, una fuente de bondad, sabiduría y compasión.
Infancia
Dilgo Khyentse Rinpoche nació en 1910 en el Tíbet oriental dentro de una familia descendiente del linaje real del siglo IX, del rey Trisong Detsen. Cuando aún se encontraba en el vientre de su madre fue reconocido como una reencarnación o tulku por el ilustre maestro Mipham Rinpoche. Más tarde fue entronizado como una emanación de Jamyang Khyentse Wangpo, uno de los más importantes tertons (descubridores de tesoros) y escritores del siglo XIX. Khyen-tse significa sabiduría y amor. Desde niño Rinpoche manifestó un fuerte deseo de dedicarse totalmente a la vida espiritual. A la edad de once años entró al monasterio de Shechen en Kham, Tíbet, uno de los seis grandes monasterios de la Escuela Nyingma.
Infancia
Dilgo Khyentse Rinpoche nació en 1910 en el Tíbet oriental dentro de una familia descendiente del linaje real del siglo IX, del rey Trisong Detsen. Cuando aún se encontraba en el vientre de su madre fue reconocido como una reencarnación o tulku por el ilustre maestro Mipham Rinpoche. Más tarde fue entronizado como una emanación de Jamyang Khyentse Wangpo, uno de los más importantes tertons (descubridores de tesoros) y escritores del siglo XIX. Khyen-tse significa sabiduría y amor. Desde niño Rinpoche manifestó un fuerte deseo de dedicarse totalmente a la vida espiritual. A la edad de once años entró al monasterio de Shechen en Kham, Tíbet, uno de los seis grandes monasterios de la Escuela Nyingma.
Educación y profesores
Dilgo Khyentse Rinpoche tuvo muchos grandes maestros, incluyendo a Shechen Gyaltsap quien fue su maestro raíz y de quien recibió todas las iniciaciones e instrucciones esenciales de la tradición Nyingma. Desde la edad de quince años y hasta los veintiocho Rinpoche se dedicó a meditar en retiro silencioso, viviendo en cuevas y ermitas aisladas o, a veces, simplemente bajo el abrigo de las rocas del paisaje montañoso.
Posteriormente, pasó muchos años con Dzongsar Khyentse Chökyi Lodro (1893-1959) de quien recibió iniciaciones y enseñanzas. Cuando le dijo a su maestro que quería pasar el resto de su vida en retiro solitario, Chökyi Lodro respondió: “ha llegado el momento de que enseñes y transmitas a otros las preciosas enseñanzas que has recibido.” Y desde entonces Rinpoche se dedicó a trabajar fervientemente en beneficio de otros, con la incansable energía que ha sido siempre el sello distintivo del linaje de los Khyentse.
Gran maestro y terton, Dilgo Khyentse Rinpoche fue el más eminente defensor de la tradición no sectaria o Rime de los tiempos modernos. Su Terma (tesoros descubiertos) consta de cinco volúmenes.
La vida en el exilio
A fines de 1950 Khyentse Rinpoche junto con su esposa Khandro Lhamo y sus dos hijas, huyeron de Tíbet y fueron recibidos en Bután por la Familia Real. Ahí, Rinpoche continuó enseñando, en esta ocasión en una gran escuela cerca de la capital del país. Pronto sus cualidades interiores atrajeron a muchos estudiantes y con el paso de los años se convirtió en el primer maestro budista de Bután venerado por todos, desde el Rey hasta el humilde agricultor. En Bután Rinpoche dio enseñanzas, realizó ceremonias, escribió tratados y textos y supervisó la preservación y construcción de numerosas stupas y estatuas.
Contribuciones a la preservación de la tradición y la cultura budista
Rinpoche realizó considerables esfuerzos para fundar y mantener los templos, colegios y monasterios donde el estudio y la práctica de la tradición budista pudiera llevarse a cabo. Una de sus últimas actividades fue la fundación del monasterio Shechen Tennyi Dargyeling en Katmandú, Nepal. Allí trasplantó la riqueza de la tradición de Shechen a un nuevo hogar, un magnífico monasterio cerca de la gran stupa de Boudhanath. Su deseo siempre fue el continuar las enseñanzas con su auténtica pureza, de la misma forma en la que se habían estudiado y practicado en el Tíbet. Nombró a su nieto Rabjam Rinpoche como abad del monasterio, el cual tiene ahora más de 300 monjes estudiando y practicando bajo sus auspicios.
En la India construyó una stupa en Bodhgaya y tuvo la visión de construir más en los siete lugares de peregrinación del Buda, para evitar el conflicto, la enfermedad, el hambre y promover la paz mundial (visión que se vio consolidada posteriormente en el año 2010, bajo la guía de Shechen Rabjam Rinpoche).
Khyentse Rinpoche fue ampliamente considerado como uno de los más grandes maestros Dzogchen de su tiempo y fue el maestro de grandes lamas como son el Dalai Lama, Chögyam Trungpa Rinpoche, Trulshik Rinpoche y muchos otros maestros de las cuatro escuelas del budismo tibetano.
En 1985 Rinpoche hizo la primera de tres largas visitas al Tíbet. Inauguró la reconstrucción del primer monasterio de Shechen que había sido destruido durante la Revolución Cultural. Además, en el Tíbet central, presentó una petición al gobierno chino para restaurar el monasterio Samye destacando su importancia para el patrimonio cultural mundial. Samye, fundado en el siglo VIII, fue el primer monasterio budista en el Tíbet y en 1990 su principal templo fue restablecido. Dondequiera que iba, Rinpoche era recibido con gran alegría y emoción por las personas que habían esperado durante años para verlo de nuevo en su país natal.
Erudito, sabio y poeta, Dilgo Khyentse Rinpoche nunca dejó de inspirar a quien le conociera a través de su extraordinaria presencia, sencillez, dignidad y sentido del humor. Dondequiera que estuviera, él siempre hacía plegarias y meditaba por horas desde el amanecer, para después emprender un flujo ininterrumpido de actividades y enseñanzas hasta tarde noche, en reuniones que oscilaban entre unas pocas docenas a varios miles de personas. Su inmenso conocimiento, la calidez de sus bendiciones y la profundidad de su realización interna dio a sus enseñanzas una calidad muy diferente de las demás.
Sus logros en los diferentes campos hacen parecer que cada uno de ellos podría haber llenado una vida. Pasó 20 años en retiro, escribió más de 25 volúmenes sobre la filosofía budista y la práctica, publicó y rescató innumerables textos y puso en marcha numerosos proyectos para preservar y difundir el pensamiento, la tradición y la cultura budista. Pero sobre todo lo que él consideraba más importante era que las enseñanzas que había realizado y transmitido se vieran puestas en práctica por otros.
Rinpoche nunca mostró signos de agotamiento e incluso en sus últimos años emprendió viajes tanto a lo largo del Himalaya como al Occidente (Europa y América) para transmitir y explicar enseñanzas a sus innumerables alumnos.
En el año de 1991, a la edad de 81, tras una breve enfermedad Dilgo Khyentse Rinpoche falleció en su país de residencia Bután. A su cremación asistieron más de cincuenta mil personas, incluidos sus maestros y discípulos de todo el mundo.
Muchas de sus enseñanzas y libros han sido traducidos en diferentes idiomas occidentales y su inspiración sigue hasta hoy viva en los corazones de todos quienes tuvieron contacto directo o indirecto con él y su linaje.